¿Y ahora… quién podrá defendernos? La tragicomedia judicial del siglo XXI

“Como en un episodio más del universo de Chespirito, Colombia se pregunta con asombro, dolor e ironía: ¿y ahora quién podrá defendernos? Porque sí, señores, mientras el país se consume en polarización, institucionalidad herida y justicia al borde del abismo, nos encontramos ante una audiencia que más parece escrita por libretistas de ficción que por juristas de verdad”.

Hoy, 28 de julio, no es un día cualquiera. Así como recordamos el 20 de julio de 1810, el asesinato de Gaitán o el de Luis Carlos Galán, este día quedará marcado como la jornada en la que la justicia colombiana recibió una puñalada mortal, cortesía de quienes debían protegerla.

Desde la silla de una juez —Sandra Liliana— que acepta pruebas modificadas, papelitos dudosos y exalta a Juan Guillermo Monsalve como si fuese el nuevo "mártir moral de la república", lo que presenciamos fue un espectáculo grotesco, ajeno a toda imparcialidad. Lo elevaron a símbolo de la verdad, cuando su historial está plagado de contradicciones, intereses oscuros y favores procesales.

La Fiscalía, esa institución que debería velar por la verdad, hoy actúa como parte, como cómplice. Porque es difícil no notar la incoherencia de un Estado que deja libre a Nicolás Petro mientras busca sentenciar, con pruebas débiles y manipuladas, al expresidente Álvaro Uribe Vélez.

¿Y la justicia? Asesinada. Así de claro. Lo dijo Daniel Samper con ironía, y lo sentimos con indignación: esto ya no es una corte, es un circo.

Y mientras el proceso avanzará a una segunda instancia, después de otro cuento de hadas, como todos los que suelen contar los petristas e infiltrados en su gobierno, , otro sindicato más, Asonal Judicial, aparece pidiendo medidas de protección. Y claro, en un Estado Social de Derecho, todos merecen garantías… pero también esperamos que la juez reciba las mismas garantías de transparencia, legalidad y equilibrio que ofreció en el juicio: es decir, ninguna.

Le preguntamos desde aquí al Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio:
¿Usted aceptaría en su país a una jueza que en un proceso cargado de mentiras, pruebas sin rigor e intromisión política, de un fallo como este?

Colombia, la llamada potencia mundial de la vida, hoy es el hazmerreír jurídico internacional. La justicia ha perdido toda credibilidad, los magistrados están mudos, y lo más grave: todavía no se emite sentencia, y ya piden protección. ¿Será que alguien más escribió el fallo por la jueza? ¿O será que estamos frente a una pantomima cuidadosamente orquestada?

Ya no hay mucho más que decir. Solo queda la apelación… o el milagro de que el caso prescriba. Porque la justicia humana, en este país, ha muerto.

Dios bendiga a Miguel Uribe.
Dios bendiga al presidente Álvaro Uribe Vélez.
Dios bendiga a Colombia.

Y que nos envíe, si aún existe, un Chapulín Colorado que de verdad pueda defendernos

 

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¿El día de la libertad… o el inicio de algo más oscuro?