Una traición anunciada: el arte del engaño bajo el gobierno del “rey del principito”
“Lo que parecía una reunión para proteger la fe, terminó siendo una puerta abierta al peligro. La senadora Lorena Ríos, junto a 30 pastores, se sentó con Armando Benedetti no para defender principios, sino para legitimar un gobierno que hoy le entrega espacio político a grupos islámicos radicales que han asesinado a más de 10.000 cristianos y católicos en África y Asia. A cambio de un “petroverso”, entregaron el Reino de Dios en Colombia. Lo que se vendió como diálogo, fue traición. Y lo que parecía fe, fue estrategia. Esta verdad no se puede callar. inicio de este editorial se escribió ayer, y por una diosidencia se publica hoy. Al poco tiempo, llegó la respuesta, y por eso tenemos que redactar otro, porque la verdad tiene que salir a la luz, y esto no se puede callar”.
La reunión entre la senadora Lorena Ríos, su ex UTL Alexander Jaimes, el ministro Armando Benedetti y 30 pastores de las mismas iglesias que ella representa, dejó por fuera a más de 42 millones de colombianos que también creen en Dios. A pesar de la expectativa, el único objetivo era archivar los proyectos contrarios a la fe y evitar que esto se convirtiera en otro “petroverso”, pero el objetivo no se logró. Y aunque salió orgullosa de la reunión, mi pregunta sigue siendo: ¿orgullosa de qué? ¿De prestarse para una jugada política que terminó abriendo la puerta a una de las amenazas más graves que ha enfrentado la iglesia en Colombia?
Con el respeto que merece, senadora, las fotos le quedarán de recuerdo. Porque ayer no fue una reunión, fue una entrega: se vendió el Reino de los Cielos en una mesa donde lo sagrado fue moneda de cambio. Se permitió que grupos islámicos radicales que han asesinado a más de 10.000 cristianos y católicos en los últimos dos años —como Boko Haram e ISWAP en Nigeria, el ADF en el Congo, o filiales del Estado Islámico en Mozambique y Malí— puedan, por la puerta grande, presentar sus proyectos, ser debatidos y aspirar a formar parte del Ministerio del Interior, específicamente en la sección de Asuntos Religiosos. En países como Nigeria, Congo, Mozambique y Malí, estos grupos han incendiado iglesias, decapitado niños en vigilias, y asesinado a comunidades enteras de cristianos, mientras aquí en Colombia el gobierno les allana el camino político. Desde esa posición, no solo buscan presencia legal, sino legitimación para seguir avanzando bajo el disfraz de libertad religiosa, poniendo en riesgo la seguridad espiritual, social y física de millones de creyentes en el país.
Entonces, ¿para qué hacen campañas de “con los niños no te metas” si en realidad los están exponiendo a organizaciones que, según advertencias previas de medios como Blu Radio, reclutan menores para fines terroristas? ¿Para qué ese discurso si están poniendo en peligro a quienes dicen proteger? ¿Para formar soldados en una guerra contra los valores cristianos? ¿Para convertir a Colombia en un centro de expansión de ideologías extremistas en Sudamérica?
Escribir este editorial hoy no es casualidad. Mientras hablaba con un pastor sobre la noticia, me recordó con sabiduría: “Ten cuidado con lo que escribes, pero no dejes de decir la verdad”. Y aquí estoy, porque como dice mi blog, a los invisibles no nos escuchan. No somos los mejores según sus estándares, pero entendemos algo que muchos en la política han olvidado: la política no se basa en diplomas, se basa en principios y en estrategia. Y como dice la Realpolitik, “no se actúa por moralidad, sino por necesidad estratégica”. Lo triste es que su arrogancia la llevó a aprender por las malas, senadora. En este país, y especialmente con este gobierno, ya no se le puede creer a nadie. El engaño es estrategia. La traición, doctrina oficial.
El teatro político de ayer escenificó su última función: un falso gesto de reconciliación en el que usted, senadora, se sentó con Armando Benedetti. Él, con una frase más digna de libreto que de convicción, dijo: “Como católico, creo en la fe. Y cuando se está en la fe, renace la vida”. ¿Después de dinamitar puentes institucionales y espirituales, ahora habla de fe? ¿Después de estar involucrado en escándalos y actos que niegan toda coherencia moral, habla de fe? Senadora, ¿usted de verdad cree que esa frase no fue calculada? ¿Cree que eso no fue un acto más del “rey del principito” y sus titiriteros?
Usted fue una ficha clave para este gobierno. Como exdirectora de Asuntos Religiosos y ahora senadora, representa políticamente a millones de cristianos. Ayer fue utilizada, y junto a usted, los 30 pastores que creyeron en una reunión que prometía justicia. En menos de 24 horas fueron traicionados. A cambio de un nuevo “petroverso”, entregaron la voluntad de millones que creen en Jesucristo como Señor. Y ahora, ese mismo pueblo se convierte en blanco de un islamismo extremo que busca posicionarse en el gobierno. Tristemente, usted quedó incluida entre los títeres de un Ejecutivo que ha aprendido a manipular a cada congresista que se deja seducir.
¿Y qué cambió tras esa reunión? Nada. Fue un show. Todo comenzó en Instagram y terminó ahí mismo. El objetivo se perdió, los proyectos siguen vivos y el gobierno no cede. Lo dije y lo repito: eso es “Realpolitik”. Como escribió Carl Schmitt: “Soberano es quien decide sobre el estado de excepción”. El poder no está en lo legal, sino en quién controla el relato. Y hoy, ese relato lo manipula un Ejecutivo que ha usado la fe como disfraz, traicionando incluso a quienes le han servido de puente para acercarse al pueblo creyente.
Lo advirtió la concejala cristiana Clara Lucía Sandoval: “En 2026, los cristianos no podemos votar por aquellos que nos persiguen”. Pero este gobierno no ve a los cristianos como ciudadanos, sino como urnas. Una vez más, fuimos utilizados. ¿Será que entre cristianos existe una barrera invisible que nos impide hablarnos con franqueza? Porque ayer, senadora, usted entregó el Reino de Dios en silencio. Le envié el artículo por X, pero como no soy de su UTL y solo soy un ciudadano del común, estoy seguro de que ni lo leyó. No todos los genios están en su equipo. Hay quienes hemos peleado grandes batallas de rodillas, no por dinero, sino por propósito. Pero somos los ignorados. Aquí, el silencio y la sordera son estrategia.
Con respeto, pero con firmeza: Senadora Ríos, la traicionaron peor que a Judas. Usted creyó que iba a negociar un propósito, y terminó siendo víctima de una emboscada institucional. Lo que debía ser un pacto, fue un simulacro de reconciliación.
Muchos guardan silencio para no perder acceso, para no arriesgar sus plataformas. Pero yo no puedo. El silencio es complicidad. Si se asiste a una reunión con el gobierno, es para defender principios. Si esos principios son traicionados en 24 horas, lo mínimo es pedir perdón públicamente, con humildad, con honestidad. No en redes, sino en persona, pastor por pastor, sacerdote por sacerdote, católico y evangélico. Porque ayer se abrió una puerta que llevamos años intentando cerrar. Es hora de salir de la burbuja, dejar la campaña, y proteger el Reino de Dios.
Este gobierno ha convertido la política nacional en una parodia del evangelio. El Ejecutivo no solo no respeta al Legislativo, sino que lo utiliza como plataforma para su espectáculo. Y la fe ha sido el escenario preferido para su manipulación. El “rey del principito” y su corte han jugado a ser mesías, mientras destruyen valores que tardaron siglos en consolidarse.
Se acercan las elecciones de 2026. Muchos volverán a tocar las puertas de las iglesias. Que este editorial sea memoria. Que no olvidemos. Que no permitamos más promesas en nombre de Dios para luego pisotearlas sin vergüenza. El nombre de Dios no se puede manosear como se manoseó ayer. Se espera, como mínimo, claridad, estrategia y coherencia de quien representa a los cristianos en el Senado. Que Dios nos proteja como sus hijos.
¡El Reino de Dios vive en Colombia y eso es lo que hay que proteger!
¡Nuestros hijos no son del Estado y no más reclutamiento de niños para fines terroristas! ¡Esto tiene que parar!