No Olvidemos a Miguel: Fe, Esperanza y Unidad por un Hombre que Lucha por la Vida

Ha pasado más de un mes desde el atentado contra Miguel Uribe Turbay, senador y precandidato presidencial, ocurrido el pasado 7 de junio en Bogotá. Aquel día, el país fue sacudido por un ataque armado perpetrado por un menor de edad durante un acto público en el barrio Modelia, dejando gravemente herido al político. Desde entonces, el caso ha desatado una ola de repudio nacional, movilizaciones ciudadanas masivas, y también, silenciosamente, ha unido a miles de creyentes en grupos de oración que cada día claman por su recuperación.

Es por eso que hoy escribo este artículo, no para hablar de los capturados, ni de las demandas, ni siquiera del hecho —ya confirmado— de que fue un atentado político. Porque cuando el Estado colombiano es el señalado, muchos prefieren el silencio. No. Hoy escribo esto para que no olvidemos a Miguel. Para que no pase un solo día sin recordarlo, sin orar por él, sin enviarle fuerza desde cada rincón del país.

El gobierno, sus voceros y sus bodegas digitales hacen lo posible por desviar la atención, lanzar cortinas de humo y distraernos con escándalos fabricados. Pero nosotros, los ciudadanos de a pie, los que no olvidamos, debemos resistir al olvido. Porque mientras ellos quieren que Miguel se vuelva una cifra más, nosotros lo vemos como lo que es: un esposo, un hijo, un padre, un colombiano comprometido con el país, que hoy libra la batalla más importante de su vida.

No podemos olvidar tampoco a su familia. La familia Turbay Tarrazona, que carga este peso día tras día con entereza, fe y la confianza puesta en Dios. A ellos les dedico este versículo que me ha acompañado en momentos de dificultad:

«¡Mira! He escrito tu nombre en las palmas de mis manos. Siempre tengo presente tus murallas en ruinas.»
Isaías 49:16, NTV

Dios no olvida. Dios no abandona. Él está allí, en cada respiración, en cada pequeño avance médico, en cada oración pronunciada en silencio o en voz alta. Con fe y esperanza, creemos que Miguel va a salir adelante, que va a levantarse de esa cama y, por qué no, cumplir ese sueño que ha declarado con valentía: ser presidente de Colombia.

En este tiempo, han surgido hipótesis absurdas, ataques despiadados de algunos sectores políticos, y hasta ilustraciones grotescas llenas de burla y odio. Pero la verdad siempre encuentra su camino. Y cuando todo pase, cuando la historia se mire con perspectiva, sabremos quiénes defendieron la vida, la fe y la verdad... y quiénes eligieron la indiferencia o el oportunismo.

Hoy no se trata de ideología ni de partidos. Se trata de humanidad. Se trata de acompañar a un compatriota, a una familia, a una causa: la vida. Por eso, si tienes X (antes Twitter), no te toma ni un segundo escribir aunque sea un #FuerzaMiguel. Usemos nuestras voces para que no se apague la suya. Volvamos tendencia todos los días el amor, la unión y la fe que este país tanto necesita recuperar.

Porque Miguel no está solo. Porque Dios sigue al mando. Y porque como dice Su palabra:

«Pues yo sé los planes que tengo para ustedes», dice el Señor. «Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza».
Jeremías 29:11, NTV

Hoy te invito a no olvidar, a creer y a unirnos. Por Miguel. Por Colombia. Por la vida.

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