El proyecto de santería, brujería e islam radical es una amenaza nacional: Lorena Ríos debe enfrentarse a Benedetti y frenarlo sin titubeos… porque no hay grises, solo traición o defensa del Reino
“Mientras millones de cristianos y católicos perseguidos y asesinados por el islamismo radical sufren en silencio en todo el mundo, en Colombia se tramita un proyecto que legaliza la santería, la brujería y abre la puerta a ideologías extremas. Este no es un tema de inclusión, es una amenaza directa contra una nación 90 % creyente. La senadora Lorena Ríos no puede ser tibia: debe enfrentar al ministro Benedetti y archivar este proyecto sin titubeos. No hay grises. Hay Reino o traición.”
Mientras el país se entretiene con las sombras del caso Uribe, el miedo de Petro y la estrategia de camuflaje de Iván Cepeda, un proyecto verdaderamente peligroso avanza en silencio. Un proyecto que, en nombre de la “libertad religiosa”, pretende legalizar la santería, la brujería y facilitar la expansión del islamismo radical en Colombia. Lo que no logran con armas, lo están logrando con aval institucional.
Este proyecto no es inocente. No promueve derechos: normaliza prácticas ocultistas, ideologías violentas y abre espacio a doctrinas asociadas a grupos terroristas como Hezbolá. Ya fue denunciado por medios como Blue Radio que algunas mezquitas funcionan como centros de reclutamiento en Colombia.
Y lo más grave: esto fue posible porque los líderes cristianos en la política abandonaron su propósito principal. Dejaron de ser centinelas del Reino para convertirse en operadores electorales. Cambiaron el llamado de velar por la integridad espiritual del país por cálculos políticos, oficinas cómodas y estrategias de campaña. Quienes pasaron por la Dirección de Asuntos Religiosos, como Lorena Ríos y Alexander Jaimes, ambos representantes cristianos, dejaron un vacío institucional peligroso. Al bajar la guardia, abrieron sin querer las puertas para que ingresara quien jamás debió estar allí. En ese vacío, sin doctrina, sin firmeza, sin discernimiento, apareció el actual ocupante del cargo, aprovechando la negligencia y el silencio de quienes debían custodiar ese espacio. Así se permitió que hoy se tramite un proyecto que legaliza la santería, la brujería y facilita el avance del islamismo radical. Cuando quienes debían cuidar las puertas espirituales del Estado se distrajeron con el poder, los enemigos de la fe encontraron el acceso.
El resultado es claro: mientras en el mundo miles de cristianos y católicos perseguidos son torturados y asesinados por organizaciones islamistas radicales más de 5.000 muertos solo en el último año según Open Doors y ACN, en Colombia se abre la puerta para que esas mismas doctrinas ganen terreno bajo el disfraz de la “libertad religiosa”. ¿De verdad vamos a legitimar la santería, la brujería y las sectas que históricamente han estado ligadas a prácticas de manipulación, sacrificios y ocultismo? ¿Vamos a permitir que el islamismo extremo, que ha demostrado ser una amenaza directa a las naciones cristianas, se inserte legalmente en un país donde el 90 % de los ciudadanos creen en Dios? La Real Academia Española es clara: una secta es un grupo que se aparta de las doctrinas tradicionales y, muchas veces, actúa con fanatismo e imposiciones (santeria y brujería). No es lo mismo una religión reconocida por su estructura y legado, que un culto de origen oscuro. Equipararlas en nombre del pluralismo no es respeto, es suicidio espiritual y político.
Senadora Lorena Ríos, usted no fue elegida para organizar eventos simbólicos ni para cuidar su carrera política. Usted fue elegida para defender a millones de creyentes que hoy ven cómo, en su ausencia, se quiere abrir la puerta a estructuras que en otras naciones son sinónimo de persecución, esclavitud, violencia y terror. Este proyecto no es negociable. No admite grises. En el Reino no hay zonas neutras. Como dice la Escritura: “No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas” (Efesios 5:11). Y el mismo Jesús advierte: “Por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3:16).
Este proyecto es un caballo de Troya. No se trata de ampliar derechos, se trata de legalizar puertas para que ideologías que han costado la vida de miles de creyentes entren en Colombia con protección jurídica. Y eso ocurre porque quienes debían levantar la voz se dedicaron a la política, a cuidar sus escritorios, a las apariencias. Los dos últimos directores de Asuntos Religiosos abandonaron su responsabilidad. Dejaron el cargo sin establecer líneas claras, sin blindar los principios ni garantizar filtros. Ese vacío fue lo que permitió que personajes sin legitimidad doctrinal ni ética llegaran a posiciones estratégicas.
Por eso, Senadora Lorena Ríos, el país no le pide un análisis. Le exige una decisión: archive este proyecto sin titubeos. Ni acuerdos, ni mesas de diálogo. Esto no es una reforma técnica: es una amenaza espiritual, nacional e institucional. Como también enseña la Palabra: “A quien mucho se le da, mucho se le demandará; y al que mucho se le confía, más se le exigirá” (Lucas 12:48).
No se equivoque: esta es la batalla más importante de su carrera política y espiritual. Si la pierde, no será solo una derrota parlamentaria. Será una traición al llamado que dice representar. Porque quien calla ante el enemigo, no lo enfrenta: lo legitima. Y quien lo legitima, no está del lado de Dios.
Esta es una guerra. Y no se puede perder.
Y para que quede claro: este texto no se escribe por odio ni para atacar personas, sino para presionar todos ustedes que en epocas electorales dicen defender el reino de DIOS, pero nombramientos a los pastores como caballeros del congreso o darles reconocimiento no sirven mas sino para levantar egos. Senadora Lorena Ríos, quien se comprometió con millones de cristianos y católicos que hoy se sienten traicionados por su falta de accionar, porque una reunion no es nada sino se cumple el objetivo que es archivar ese proyecto simple y concreto, estaremos esperando esta tarde su pronunciamiento en x y todas las redes sociales.
Mi casa, mi familia y el 90 % del pueblo colombiano profesa fe en Dios. Usted tomó esa bandera en campaña; ahora es hora de defenderla. En su reunión con el ministro Benedetti no hay puntos medios: archiva este proyecto o lo traiciona. No hay otra opción.