“Domingos sin letras y un gobierno sin país: Gaza por encima del Cauca”
“En tiempos donde la muerte se volvió rutina y la vida en Colombia parece costar menos de lo que cuesta sobrevivir, es inevitable preguntarnos: ¿por qué nuestro gobierno defiende con más pasión vidas extranjeras que las nuestras? En medio de una crisis profunda de justicia, seguridad y valores, recordamos que el domingo no es un día para escribir, sino para abrazar lo que verdaderamente importa: la vida, la familia y la dignidad que estamos perdiendo poco a poco”.
Aunque casi todos los blogs publican contenido nuevo todos los días, aquí los domingos no hay escritos. La razón —aunque podría darla de forma simple— merece ser explicada desde lo que vi hoy en las noticias.
Desde el juicio del expresidente Uribe y los cuestionamientos por posibles violaciones a los derechos humanos, hasta los atentados diarios contra nuestros soldados; y como si eso no bastara, un gobierno más pendiente de un Congreso pro-Gaza que del país que dice liderar.
Tal vez se pregunten qué tienen que ver estas noticias con la razón de no escribir. La respuesta es simple: Dios y la vida. No escribo los domingos porque de nada sirve tener todo lo que uno sueña si no puede disfrutarlo con las personas que ama.
Y es que de todo esto, quiero quedarme con el valor de la vida. Muchos no lo pensamos, pero todo lo que hacemos —y lo que hacen quienes nos gobiernan— debería girar en torno a cómo vivir mejor, cómo proteger esa vida que hoy parece tan frágil.
Las noticias hablan de seguridad, economía, justicia. Pero al final, todas esas palabras apuntan a una sola cosa: que podamos vivir con dignidad.
Esto me deja dos preguntas:
¿Reconocemos que la vida es el centro de todo?
¿Por qué un jefe de Estado pone por encima la vida de otro país sobre la nuestra?
La primera pregunta es más fácil. Porque sabes qué te mueve, a quién amas, qué te apasiona. Si crees en Dios, probablemente Él es tu centro. Si no, es probable que lo sean las personas que tienes en tu corazón. Sin vida, no hay nada.
Y es tu forma de vivir —tus creencias, tus valores— lo que puede marcar una diferencia para este país. Pero es difícil cuando lo que vemos es un país con la justicia en crisis, una inseguridad brutal y una sociedad sin rumbo, guiada por likes y tendencias.
Y entonces llegamos a lo que duele más: ¿por qué el presidente y su canciller prefieren hablar de Gaza en vez del Cauca o el Chocó? ¿No debería un jefe de Estado tener como prioridad su territorio, su gente, su soberanía?
Es absurdo, pero real. Y es doloroso. Porque mientras aquí el 80% del territorio está controlado por grupos armados, los niños son violentados cada vez más, las mujeres viven con miedo y nuestras niñas caen en redes de trata de personas, el gobierno alza la voz por otros, pero calla ante nosotros.
¿Dónde estamos? ¿Qué nos pasó? ¿En qué momento la vida de un colombiano empezó a valer 600 mil pesos?
Nos han arrastrado a una realidad donde la fe se diluye, los principios se pierden, y solo queda la ley del más fuerte. Un país donde la muerte está a la vuelta de la esquina y la supervivencia se volvió normalidad.
Y por eso, los domingos no se escriben.
Porque el tiempo con quienes amamos, esa pequeña chispa de humanidad que aún nos queda, es lo único que no pueden quitarnos.
Porque si la vida está en juego, entonces vivámosla con quienes más queremos.
Antes de que sea demasiado tarde.