El Principito denuncia: la incoherencia que pone en riesgo a los niños, la familia y la fe
“Quisieran mi silencio, como si callar pudiera esconder la verdad. Algunos de mis amigos más cercanos, temerosos por la presión de un asteroide mayor, me han pedido dejar de escribir. Ellos no hacen parte de este artículo ni de este camino, pero su ruego refleja el miedo que siembra el poder cuando no tolera la verdad.
Pero yo no puedo callar. Porque junto al Zorro y mi Rosa he visto cómo las banderas de vida, familia y fe, que un día fueron promesa, hoy se doblan para entregarse a la ideología LGTBQI. He visto cómo proyectos de ley abren las puertas al aborto, a la persecución de la fe y a la manipulación de los niños.
El silencio que me piden mis amigos no es el mío. Porque no soy yo quien habla: es la conciencia, es la voz de las estrellas, es el clamor de las rosas y de los niños que no tienen quien los defienda. Y aunque un asteroide mayor quiera silenciarnos, yo no puedo callar. Hoy escribo con el corazón apretado. Me piden callar, me culpan de palabras que no son mías, como si en este pequeño asteroide cupiera toda la incomodidad que sienten los grandes planetas. Pero yo sé la verdad: aquí solo estamos el Zorro, mi Rosa y algunos amigos de asteroides cercanos que piensan conmigo el destino de Colombia”.
Yo no escribo por mí. Mis propósitos con Dios son claros: proteger la fe, las estrellas y rosas del universo, la familia y la vida. Callar sería traicionar ese mandato.
Las banderas que se volvieron máscaras
El Zorro me dijo con voz serena:
—Principito, ¿recuerdas las banderas que levantó la senadora Lorena Ríos? Vida, familia, niñez y fe cristiana. Con ellas buscó votos en iglesias y comunidades.
Mi Rosa, con su fragilidad firme, añadió:
—Esas banderas nos dieron esperanza. Pero pronto se convirtieron en disfraces.
Los amigos de los asteroides cercanos hablaron también:
—Sí, porque al revisar sus proyectos desde 2022, encontramos incoherencias que abren puertas a la muerte, al aborto, a la ideología LGTBQI y a la persecución contra la fe.
Y juntos repasamos:
La ley de higiene menstrual, que introdujo el término personas menstruantes, borrando la identidad femenina y conectando con agendas de aborto.
La Ley 2491 de 2025, que entregó a ONG y organismos internacionales la formación socioemocional de los niños, desplazando a los padres e introduciendo ideología LGTBQI en las aulas.
Reformas a la salud, que centralizaron el sistema y facilitaron la imposición de políticas progresistas sobre sexualidad y reproducción.
La ley de salud mental preventiva en entornos especiales, que permite la intromisión del Estado en hogares, colegios e iglesias, limitando la fe.
Los proyectos 57 y 58 de 2025, ambiguos en su redacción, pero peligrosos para la libertad religiosa.
El proyecto 438/2024 Cámara, que crea una justicia especializada con enfoque de género, institucionalizando la ideología feminista radical, dividiendo la justicia y abriendo la puerta a persecuciones contra quienes creemos en la verdad de Dios.
El Zorro bajó la cabeza y dijo:
—Principito, ¿cómo se puede levantar la bandera de la vida y después clavarla en terreno de muerte?
Mi Rosa dejó caer una lágrima que brilló como estrella:
—Se nos prometió familia, pero nos entregan división. Se nos prometió fe, pero nos entregan persecución.
La voz ciudadana que nos respalda
Los amigos de los asteroides cercanos alzaron la voz:
—No estamos indefensos. La Constitución nos protege.
El artículo 40 nos da derecho a participar en la conformación y en el control del poder político.
El artículo 103 nos recuerda que tenemos mecanismos como cabildo abierto, referendo, consulta popular, plebiscito y revocatoria.
El artículo 270 garantiza que podamos vigilar la gestión pública.
Y el Zorro agregó:
—La Ley 134 de 1994 y la Ley 1757 de 2015 nos dan la herramienta de la veeduría ciudadana para vigilar, denunciar y exigir coherencia.
La persecución y el silencio
Yo pensé en lo vivido desde el estallido social. He sentido las amenazas, los bloqueos, las presiones por hablar de Dios, de la vida y de la familia. Nos llaman estorbo, nos dicen que sobran nuestras voces.
Mi Rosa me susurró:
—Principito, no dejes que apaguen tu voz. Cada palabra tuya es agua para mis raíces y luz para las estrellas.
El Zorro me abrazó y dijo:
—La verdad no se puede dejar en la oscuridad.
Los amigos de los asteroides cercanos levantaron sus manos:
—Principito, no estás solo.
Y yo pensé en Mauricio. Él no pertenece a los asteroides cercanos, y por eso no participa en nuestras conversaciones. Es un genio, pero su elección ha sido el silencio. Y aunque no esté de acuerdo en todo, sé que siempre será mi amigo. Porque la verdadera amistad no necesita coincidir en las palabras, basta con permanecer en el afecto.
La decisión
Hoy escribo con dolor y decepción. Porque he visto cómo la política se disfraza de fe para luego entregarse a ideologías que matan la vida, confunden la niñez y atacan la familia.
Pero también escribo con certeza. Porque aunque quieran nuestro silencio, aunque nos bloqueen, aunque nos persigan, no podemos callar.
Y lo digo con mi Rosa, con el Zorro, con los amigos de asteroides cercanos, y con el silencio respetuoso de Mauricio: aunque muchos quieran nuestro silencio, al único a quien debo rendir cuentas es a Dios.
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